lunes, 21 de julio de 2014

Entre la cárcel y Vista Hermosa


Hoy ha sido un día bonito pero intenso. 

Después de nuestra misa de 8:00 y un desayuno con el personal del obispado y monseñor Francisco Javier (obispo de Villarrica), un grupo de chicas hemos ido al supermercado. Hemos comprado las cosas típicas del aseo de mujeres (gel, champú, acondicionador, compresas, cepillo y pasta de dientes, colonia, gomitas de pelo...). Y con todo ello, hemos ido a la cárcel. 

En el penal de Villarrica hay únicamente seis mujeres. Hemos ido a verlas. Nos han recibido cuatro de ellas. Son jovencitas. Hay una de 19 años, otra de 21, otra de 31 (pero lleva desde los 20 entrando y saliendo de la cárcel). 
Están internas por un delito que recuerdan todo el tiempo, porque dicen que ahí no tienen nada más que eso. 
Entre ellas se llevan muy bien. Y se dan apoyo y conversación. Estaban encantadas de recibirnos. Ansiosas de escucharnos y de hablarnos. 

Charlie les ha hablado un poco de la misericordia y del amor del Señor, que seguramente sea el único que perdona y olvida. Y ellas escuchaban con atención y alguna que otra, emocionada, contaba su historia de desesperación, tristeza, pero sobretodo de falta de amor. Ha sido lo que más hemos notado. La falta de abrazos, besos, caricias en las manos... Que recibían todas emocionadas y agradecidas. 

Para poner un poco de alegría y diversión les hemos pintado las uñas con colores divertidos que les habíamos comprado. Y le han pedido a Charlie que bendijese sus celdas, donde muchas noches lloran y pasan miedo. Alguna que otra ha aprovechado para confesarse. 


Por la tarde hemos empezado nuestra misión en Vista Hermosa. Es un barrio de Villarrica donde se aprecian las mejores vistas de la ciudad. 
Hemos decorado nuestro pick up con pancartas y un megáfono, y hemos ido calle por calle anunciando nuestra llegada, y con nosotros, la de Jesucristo y su madre, María. 

Es un barrio con mucha presencia evangélica. Pero nos hemos sorprendido de la cantidad de gente que ha salido de sus casas, a preguntarnos, y a pedir a Charlie una bendición. 

Nos han recibido con interés y mucha alegría. Una señora a la que le hemos dicho: "somos misioneros católicos que venimos desde España, pues para..." Nos ha interrumpido diciendo: "para traernos un poco de felicidad, no?" 

Y así es. Hoy nos hemos sentido así. Tanto en la cárcel, como en Vista Hermosa, nos hemos sentido portadores de Cristo, que es la felicidad plena. 

Seguid rezando mucho por nosotros, y sobretodo por las personas que nos vayamos encontrando. Para que, no sólo nos abran la puerta a nosotros. Sino que abran la puerta de sus hogares, sus vidas y sus corazones a Jesucrito, que es la felicidad. 

Os dejamos algunas fotos del día. 





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