miércoles, 23 de julio de 2014

Privados de libertad

Hoy, después de misionar toda la mañana en Vista Hermosa, y de haber comido en el obispado, hemos ido a la cárcel de nuevo. 

Esta vez, hemos visitado a los hombres. Son más número, y nos hemos reunido en una sala que sirve también para celebrar la eucaristía. Entre cantos con la guitarra y bailes, nos han contado un poco la vida en la cárcel, y lo que más necesitan o desean. 

Muchos nos pedían que rezásemos por sus familias, porque ellos estan bien, pero sí algún familiar cae enfermo, ellos no pueden hacer nada. Otros pedían que rezásemos para que tengan paz y alegría en sus corazones, para así sobrellevar mejor sus condenas. 
Todos desean salir. A muchos les quedan  2 o 4 años, otros meses o semanas. 

Estaban agradecidos de la visita, de la alegría que les hemos llevado, de la rica merienda, y de que les escuchásemos y les contásemos cosas. Decían que así rompían un poco la rutina de todos los días que tanto les aburre. 

Muchos eran católicos antes de ingresar en prisión. Otros no. Por ejemplo, hay uno que se esta preparando para recibir el bautismo y la confirmación. Gracias a la señora Patricia y la señora Viviana (las mismas del reparto de pasitos por la noche, y de la pastoral social) una vez al mes, tienen la oportunidad de ir a misa, y de confesarse sí así lo desean. 


Se despedían agradecidos por "habernos dedicado tiempo, a nosotros, los privados de libertad". Qué felices nos hace dar el tiempo, el amor y la escucha, a aquellos que más lo necesitan!

Os encomendamos a los internos de Villarrica y todas sus intenciones. 

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